jueves, 1 de septiembre de 2016

Instrucciones resilientes

Según el Diccionario de la Lengua Española la resiliencia es un término que adoptamos del inglés resilience, que a su vez viene del latín resiliens y que significa saltar hacia atrás o rebotar. Se refiere a esa capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Es tan reciente el uso e interés por este término que incluso el corrector ortográfico de mi procesador marca un error al escribirlo. Últimamente comienza a publicarse mucha información sobre esta maravillosa facultad que, como todo ser vivo, el ser humano también goza. Definida así, a bote pronto, parecería que es una capacidad que nos es innata y universal y de la cual podremos echar mano en cuanto la necesitemos: Así como si habláramos de la capacidad de respirar, de quitar la mano cuando sientes que te quemas, de soñar mientras dormimos o de expresarnos para darnos a entender. La vida diaria nos demuestra que no es tan sencillo como parece, es una capacidad con la que, si bien todos los seres vivos contamos, es necesario desarrollar una serie de habilidades para poder ponerla en práctica.
Yo como inexperta, lo único que he descubierto es que nadie está exento de vivir situaciones adversas en la vida y en la medida en que seamos capaces de caer, sacudirnos y levantarnos, seremos más fuertes y mejores seres humanos.  Ahí radica el secreto de la resiliencia: Caer, sacudirse y levantarse ¡bum! Suena y se escribe tan fácil pero no es tan sencillo. 
Existen muchos documentos especializados sobre el tema, muchos de ellos en inglés y entre todo lo que he leído creo entender un poco cómo se pone en marcha el mecanismo que dispara esta gran capacidad (incluso catalogada como uno de los principales componentes de la inteligencia emocional). Es difícil que uno personalmente pueda decir qué tan resiliente se es pues es necesario enfrentar una de esas situaciones que nadie quisiéramos vivir para ponernos a prueba y entonces, calificarnos. Eso sí, en la medida en que nos acostumbremos a sobreponernos de eventos cotidianos que nos son adversos, el día que verdaderamente lo requeriramos, seguramente saldremos adelante y nuestra resiliencia será patente.
Tanto choro se escribe fácil. Ahora que lo pienso me puedo preciar de tener gente cercana y muy entrañable que me ha demostrado lo resiliente que puede ser y creo que por eso la admiro y quiero tanto. Reconozco que en gran medida, esta capacidad la han desarrollado con base en facultades personales pero también con un ingrediente indispensable: un círculo cercano de relaciones afectivas sólidas: las amistades y familiares, la bolita, la pandilla, sus beffos... la tribu, pues.
Hace poco, alguien importantísimo de mi tribu sufrió uno de los eventos más lamentables que pudiera enfrentar un ser humano: la pérdida de su compañero de vida. Podría enumerarles las mil virtudes que esta amiga tiene (si no las tuviera, pues no formaría parte de mi tribu, punto.) y es que además de ser una amiga de esa dispuesta a todo, (en serio, dije A TODO incluyendo bailar y cantar contigo cuando lo requieras o alimentarte física o emocionalmente), es de esas mamás que disfruta la maternidad como pocas, entregada a un mil causas nobles, trabajadora y una esposa amorosa como pocas. Ahí es donde viene el nudo en la garganta. Es justo ahí donde no puedo evitar pensar que no se lo merecía... Como atinadamente dijo otra de mis amigas al respecto, quisiera quitarme un pedazo del corazón y dárselo para que pudiera sanar el suyo (no si les digo, tengo puras joyitas entre mis amistades). 
Entiendo que que hay aspectos del destino que escapan a la comprensión humana; que sólo se nos permite entenderlos a la distancia o tomando en cuenta que esa persona que partió ha cumplido con su misión y que puede trascender a través de lo que ha dejado aquí; de lo que ha dejado en nosotros quienes tuvimos oportunidad de gozarlo. 
Es justo en estos momentos en que la vida nos permite demostrarle al otro cuánto nos importa, tenemos la maravillosa oportunidad de abrir nuestro corazón para ayudar a sanar heridas. No sé exactamente en qué medida sea esto determinante, pero de que es importante, es importante (así como diría Albertano).
Desafortunadamente, nadie nos enseña cómo se puede ayudar a una persona querida que sufre, aprendemos sobre la marcha, como muchas otras cosas, ponemos la intuición y el corazón por delante y esperamos que a la primera le atinemos. Para colmo, tampoco podemos tomarnos todo el tiempo del mundo para analizar las cosas y tomar la mejor decisión porque entonces puede ser demasiado tarde, además, esas situaciones no permiten que vayamos a prueba y error pues podrían salir contraproducente y nunca nos lo perdonaríamos.  
Hoy quisiera ser una experta en resiliencia. Quisiera poder darle a Sara un instructivo que siguiera paso a paso para que se sobrepusiera y esta pérdida le doliera menos. Quisiera poder abrazarla tan fuerte que su dolor se repartiera en dos y que así sucesivamente sucediera con todas las personas que la abrazamos hasta que ese dolor se fragmentara tanto que dejara de lastimarla. Estoy segura que esta parte de mi teoría sería muy efectiva pues somos tantas las personas que la queremos a ella y a la hermosa familia que tiene que ese dolor de verdad se volvería partículas minúsculas prácticamente imperceptibles, menores incluso a la comezón que produce un piquete de zancudo.
Ojalá pronto el amor y la buena voluntad de quienes la rodeamos, la actitud siempre positiva de Sara y su familia, sumado al legado de fortaleza de Víctor y la bendición divina, pronto curen este dolor, porque no deseo más nada por lo pronto que volverla a escuchar reír; y es que para colmo, la condenada tiene una de las risas más francas y contagiosas que he escuchado y se merece ser muy feliz.

martes, 8 de marzo de 2016

Que ya no nos feliciten


Cada año es lo mismo,  cada 8 de marzo entro en debate: mi lado políticamente correcto y diplomático quisiera dar las gracias y sonreír cada que alguien amable y bien intencionado la felicita por el Día de la Mujer. Esas imágenes con rosas, que dicen que somos la más bella creatura sobre la tierra, que reconocen nuestra ternura (jajajajaja), que somos lo más cariñoso que existe y un montón de clichés desencadenan en mí una mezcla entre nauseas y risas. Lo siento, no es personal, no son ustedes, pero esta vez, creo que tampoco soy yo.
Mi otra yo, la rebelde, la sarcástica, la librepensadora, quisiera soltarles una retahíla sobre el por qué no es un día para felicitarnos, es más, como lo he dicho antes lo mejor que puedo desearles a mis congéneres es que un día no tengamos que conmemorar más un Día de la Mujer porque entonces sabremos que hemos alcanzado la plena equidad e igualdad de oportunidades. 
Hoy me congratulo de algunos avances en este tema, quizá son pocos, pero creo que son valiosos y hay que reconocerlos pues son señal de que vamos avanzando y es mejor eso que seguirnos quejando sin movernos. Lo malo es que esos logros se ven empañados pues todavía hay quienes se jactan de ser "buenos maridos" porque le "ayudan a su esposa" en los quehaceres del hogar o a cuidar a SUS hijos e hijas. Que haya quienes sigan creyendo que hay profesiones que los hombres o las mujeres hacen mejor simplemente por cuestión de género. O que debemos darle las gracias a la Santísima Virgen y al buen karma de que no nos pase nada porque andamos "solas", vestidas de cierta manera o porque nuestros maridos/hermanos/novios "nos dejan salir".
Como todo logro social, sé que no se alcanzará solo, ni llegará como condescendencia ni favor, porque no lo es. Se requiere de la suma de esfuerzos, de mucha sororidad, ver en las otras a compañeras mucho más que rivales, mucho más que jefas o subalternas, capaces e incapaces, reconocer que la lucha de una, es la lucha de todas, que el logro de un grupo puede ser también un escalafón para alcanzar los mismos objetivos.
En pleno siglo XXI soy consciente que que tenemos que seguir levantando la voz por estos temas. Por eso no doy las gracias, por eso no permito que me lleve la corriente ni la diplomacia, por eso prefiero venir aquí y explicar mis motivos y esperar que al menos alguien los comparta.
Me es imposible dar las gracias y permitirme ser felicitada cuando este sábado murió trágicamente una chica de 21 años por ser mujer, en lo que parece ser un terrible feminicidio, en el que hasta las atenuantes del crimen reflejan lo mucho que nos falta trabajar en este tema pues puede llegar a clasificarse como "crimen pasional" algo que sin duda esconde la tragedia que enfrentan muchas todos los días, machismo y misoginia a veces abierta, otras, las más, discreta, pero siempre presente. 
Las cifras de muerte materna; los odios declarados bajo el anonimato de las redes sociales; la desigualdad de oportunidades académicas y laborales; el que todavía hoy tenga que justificarse por qué es indispensable legislar en cuestiones laborales para que se pueda compaginar la maternidad y la crianza con el desarrollo profesional y vocacional de las mujeres; el que se levante la voz para que se fomente y facilite la participación paterna en la crianza... etcétera, etcétera, etcétera... son algunos de los motivos por los que no creo en las felicitaciones.
Por mi hija, por mis sobrinas, mis hermanas, mis primas, mis amigas, mis alumnas y como un reconocimiento abierto al esfuerzo y trabajo de mis dos abuelas, quienes créanme, para sus tiempos, fueron mujeres fuera de los esquemas que me demostraron que se pueden hacer las cosas de otra manera, salir del molde y no perder jamás el glamour ni el estilo. Por ellas, no doy las gracias ni felicito, sino que reconozco lo hecho y trabajo cada día por lo que falta por hacer.


martes, 2 de febrero de 2016

Traigo una basurita en la conciencia


 Hace ya más de una semana que en la ciudad de San Luis Potosí la empresa recolectora de basura Vigue dejó de prestar sus servicios. De momento, no me voy a detener a analizar las causas que llevaron a esta empresa a tomar esta decisión: por un lado se habla de un contrato leonino con administraciones municipales pasadas que el Ayuntamiento actual decidió no seguir solapando y por el otro, la empresa refiere el incumplimiento de pago por parte del Ayuntamiento por la prestación de este servicio, mismo que llevó al embargo de terrenos municipales y, lo que actualmente padece la sociedad potosina, la falta de servicio de recolección.
El punto es que, ‘haiga sido como haiga sido’, sociedad y Ayuntamiento nos encontramos sumidos en un grave problema de embasuramiento. La solución momentánea propuesta por las autoridades ha sido insuficiente y se ha visto vilmente sobrepasada. Los destartalados camiones de basura que salieron a recorrer las calles esta última semana no cumplen con las rutas que se anuncian (prácticamente un día antes) en redes sociales y medios de comunicación y la gente puede durar el día entero esperando a que pasen por su casa para salir corriendo a sacar su basura, tal como las autoridades lo han solicitado.
Por otro lado, los carretoneros de antaño, amablemente se han prestado a cooperar y de nuevo reinan por las calles, aprovechando la situación, recorren toda la ciudad, sonando su campana pero sólo se llevan la basura previa cooperación voluntaria. Esta ha sido la rutina en relación con la basura que poco a poco ha comenzado a permear entre la comunidad.
Sin embargo, aunque parezca increíble, aún hay gente que al parecer no se ha enterado, o no se quiere enterar, de la situación que prevalece y lo que tiene que hacer y muy campante deja su basura afuera de sus casas esperando que alguien se la lleve o que algo mágico suceda con ella y desaparezca de ahí. Llevo ya 5 días viendo bolsas de basura en frente de mi casa que no se han movido y afortunadamente no ha pasado ningún perro y las ha destrozado como ha pasado en otros rumbos ¿qué estarán pensando o esperando esos vecinos? 
Este sólo es un ejemplo, modesto, si se quiere ver así, que tengo a primera mano, pero esta situación se magnifica en mercados, conjuntos habitacionales, parques, centros comerciales y demás sitios en los que por su misma densidad, el problema se agrava dado que los contenedores que las autoridades han colocado son insuficientes.
De momento, el Ayuntamiento y la empresa recolectora sólo han declarado su buena voluntad en resolver la situación pero nada efectivo ha sucedido, ni se vislumbra una pronta solución. La recolección de basura es uno de los servicios esenciales que debe brindar la autoridad municipal, en la medida en que sepan resolverlo de la manera correcta se podrá medir la capacidad de la administración municipal y pasar de las declaraciones y buenas intenciones a hechos concretos que resuelvan el día a día de la ciudadanía y que mantengan la ciudad limpia que nos merecemos.
Por supuesto que en una sociedad madura se espera que la ciudadanía no esté simplemente a la espera de que las autoridades le resuelvan todo, aun cuando, repito, es una de sus obligaciones inmediatas, está claro que ahora, esperar y buscar culpables, no nos llevará a nada. A final de cuentas, la basura sigue ahí y comienza a desbordarse. Así que en vista del tamaño del problema en el que estamos inmersos y en el que los primeros y principales afectados somos la propia comunidad creo que es momento de demostrar nuestra civilidad no permitiendo que esta situación nos sobrepase.
Quejarnos y criticar, está visto que ha servido de poco. Buscar culpables no hace que la basura desaparezca de las calles ni de las casas. Pero así como muchas de las ideas y proyectos comunitarios más brillantes han surgido de momentos de crisis a lo largo de la historia, hoy considero que este problema puede servir como detonante para una ciudad y una ciudadanía mejor, como la merecemos todos.
Hace tiempo que soy ama de casa (casi 17 años ya) y en distintas ocasiones he intentado aplicar las 3R de la ecología: REDUCIR, RECICLAR Y REUTIZILAR. Por distintos motivos he desistido en muchas ocasiones en las segunda R, Reciclar. Esta semana me he propuesto retomar la separación exhaustiva de los desechos que generamos en casa. Aquí procuramos reutilizar muchas cosas: frascos de vidrio y botes de plástico se lavan y guardan para muchos fines  (sí, como buena ama de casa mexicana relleno los botes de yogurt con frijoles y sobras de comida); además, guaramos los grandes botes de productos de limpieza que en distintos establecimientos pueden rellenarse con la venta de estos productos a granel.
Sin embargo, lo del reciclaje se me complicaba porque muchas veces no sabía qué hacer con los desechos reciclables, pero esta vez no es así, he descubierto uno de los “Puntos limpios” para recolectarlos relativamente cerca de casa (hay que llevar las cosas en carro, pero algo es algo). Y digo “he descubierto” porque fue así, literal, un descubrimiento ante la poca difusión por parte de las autoridades de estos puntos y su ubicación exacta. La página oficial del Ayuntamiento y los boletines de difusión en que los anuncian en ningún momento listan su ubicación exacta para que la población sepa a dónde llevar estos productos. Así que es cosa de abrir bien los ojos para encontrarlos. En muchos fraccionamientos privados y empresas de la Zona Industrial tienen sus propios colectores cosa que me parece debe aprovecharse más.
También existen empresas que se dedican a la recolección de reciclables directamente en empresas, negocios o domicilios si se tienen grandes volúmenes. Una buena idea puede ser que los niños y adolescentes de casa se encarguen de la separación y limpieza de botes de plástico, latas de aluminio y cartón para que en cuanto haya una cantidad suficiente, la vendan a estas empresas y sea esto un incentivo que fomente en ellos este hábito.
En esta semana que en casa hemos estado muy aplicados con la separación de desechos, se ha reducido notablemente la generación de basura lo cual disminuye en gran medida el problema de esperar al camión y su campanita. En lo personal, esta vez me comprometo a volver el reciclaje y la separación un hábito, no sólo por mí, también por el ejemplo que quiero darle a mi familia y lo que quiero inculcarles. El siguiente paso será crear composta con los desechos orgánicos, ya les contaré…
Por otro lado, está la solución vista a gran escala, podríamos poner como ejemplo Suecia, país que ha logrado reducir su producción de basura hasta en un 99% pues prácticamente todo se recicla o reutiliza e incluso está generando fuentes de energía a partir de sus desechos. Supermercados en Francia que han decidido vender casi todos sus productos a granel también contribuyen a la reducción de la generación de basura. Así como el caso de Kamikatsu, ciudad japonesa que prácticamente ha dejado de generar basura con la organización de las autoridades locales y por supuesto, la participación de la ciudadanía en general.
Quizá nos sintamos muy alejados de estos ejemplos del “primer mundo”, sin duda estos logros no son sólo de las autoridades de esas regiones, sino que en gran parte corresponden a la comunidad y lo que hacen cada día, con lo que se demuestra que, en la medida en que nos esforcemos y dejemos de esperar que alguien o algo vengan y solucionen todos nuestros problemas, podremos contribuir a tener un entorno mejor y la calidad de vida que nos merecemos. No seamos parte del problema, mejor, actuemos para ser parte de la solución.
*Todas las imágenes que presento fueron captadas por mí (con mi teléfono, nótese que lo mío no es la fotografía), simplemente para ejemplificar cómo se encuentra la ciudad.