jueves, 15 de agosto de 2013

Entonces, ¿quién educa?


 Con el furor del regreso a clase a la vuelta de la esquina, a últimas fechas me he topado en varias ocasiones con esta imagen en Facebook. Al parecer, surgió originalmente de un portal informal de internet y de alguna manera se volvió viral: maestros, papás y mamás así como algunos portales de escuelas que tengo como amigos en dicha red lo compartieron por lo que asumo se identificaron con la frase.

Desde la perspectiva de padre de familia, no puedo más que estar completamente de acuerdo con la segunda parte de la consigna. Me parece loable que haya quienes sientan ese compromiso y les caiga el veinte de que la verdadera formación se imparte en casa. Me da mucho gusto saber que tengo amigas(os) que asumen y hacen público su compromiso con esta responsabilidad. Me precio al decir que esa es una más de las razones por las que las considero mis amistades.

Lástima que no todos los padres de familia sean como mis amiga(os) mamás y papás. Lástima que aún haya quien le diga a sus críos “¿eso te enseñan en la escuela???” ante alguna falta de respeto por ejemplo, sin tener en cuenta lo que le corresponde como formador.

Ojalá, sería así como un sueño Guajiro, todos los niños fueran educados en casa, entonces sí, nada de faltas de respeto, impuntualidad, irresponsabilidad, bullying, etcétera, etcétera, etcétera, ahhhh qué bonito sería… también sería una chulada que la Secretaría de Educación Pública editara libros sin errores ortográficos; que socialmente se reconociera la labor docente y de pasadita que me dieran un Ipad porque ya me cansé de cargar diario mi laptop…

La realidad es que no, desafortunadamente, por muy diversas circunstancias, no todos los niños son educados en su casa como sería socialmente aceptable, pero, ¿a caso eso exime a los colegios y escuelas de su función formadora?

Discrepo completamente con la primera parte de la frase, pues no, una escuela o colegio que se precie de serlo jamás se limitaría a “inculcar conocimientos” y mucho menos a estas alturas de la humanidad que la fuente de conocimiento puede estar en un teléfono celular.

La educación, debe ser integral y abarcar no sólo conocimientos, sino también actitudes, además de habilidades para la vida que ayuden a las y los menores a convertirse poco a poco en esos adultos que queremos que un día dirijan y lleven las riendas de la sociedad.

¿Cuál sería entonces el papel de un colegio ante una falta de respeto o ante una muestra de abuso de cualquier tipo? Se limitaría a verla pasar pues ahí “se inculcan conocimientos” y nada más. Una verdadera aberración.

Sería la salida más fácil para cualquier institución educativa, zafarse del compromiso que también tiene con la sociedad al decirse “formadora” ¿dónde quedarían entonces todas esas frases rimbombantes que leemos en la “misión” de muchas instituciones?

Quizá esté llevando demasiado lejos este asunto, créanme, anoche el pensar en todo lo que esto puede implicar la cabeza me daba vueltas.

El rol del formador va mucho más allá de la impartición de conocimientos. La responsabilidad social que se adquiere al decidir plantarse frente a un grupo implica ser ejemplo y guía en muchos casos. Quizá incluso, para algunos estudiantes, el único referente adulto que pueda servir para esta función sea la (el) maestra(o).

Las(os) maestras(os) que decidan limitarse a vomitar información además de faltar a esta responsabilidad se están perdiendo la gran oportunidad de dejar una verdadera huella en sus educandos, pues, a final de cuentas, es con ese ejemplo y con la pasión que nos vean actuar con la que se quedan al salir de las aulas.

La educación es un trabajo conjunto que deben asumir tanto padres y madres de familia como las instituciones. Lo ideal es, que si se tiene oportunidad de elegir escuela, se busque aquella con la que compartamos una visión y perspectiva sobre la clase de formación que queremos para nuestras(os) hijas(os) lo más acorde con los principios y esencia de nuestra familia.

Así que, papás y mamás que amablemente leen esto, los felicito por asumir su rol de educadores, no le saquen nunca la vuelta y si se topan con una escuela “progre” que decide solamente inculcar conocimientos, huyan y cuéntenle a quien más confianza le tengan.

Personal docente del mundo mundial, dense la oportunidad de dejar algo más que conocimientos en su alumnado. Les aseguro que no se van a arrepentir. Chance y así, logremos cambiar la percepción que la sociedad tiene sobre nosotros y nuestra labor.