viernes, 24 de diciembre de 2010

Mis mejores deseos 2010 (So this is Christmas)


Que la esperanza de un mundo mejor se instale en nuestros corazones, y nos motive a luchar y trabajar por todos nuestros ideales hasta alcanzarlos.

Que Dios nos permita entender que nunca pondrá sobre nuestros hombros una carga que no seamos capaces de soportar.

Que la vida y toda su agitación, nos permita tener instantes de paz en los que podamos apreciar su magnificencia y todas las bendiciones que recibimos cada día para así poder multiplicarlas para los demás.

Que siempre tengamos una mano amiga cerca, un brazo tendido del cual asirnos en caso de debilidad, unos oídos pendientes de escuchar nuestras más grandes tristezas y nuestras mayores locuras y sueños, alguien que nos dé una palabra de aliento cuando más la necesitemos, alguien dispuesto a arrancarnos una carcajada incluso en los momentos de adversidad, unos ojos pendientes de lo que nos pueda suceder y un espíritu colmado de paz interior.

Por que no hay nada mejor en esta vida que poder compartir lo que tenemos y reconocer todo lo que nos ha sido dado, gracias por estar cerca, gracias por permitirme estar cerca de tí de alguna manera, gracias por todo lo que me has enseñado y por las múltiples formas en que me has demostrado que puedo ser una persona mejor.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Creer y actuar como herencia

“Por enésima vez vuelvo a creer, quiero creer en ellos, y si me va la vida en ello, aquí voy a estar” Marisela Escobedo
¿Qué no haría una madre por sus hijos? Suena a lugar común, lo escuchamos tantas veces, en todos lados y se dice con facilidad. Hace poco más de una semana celebrábamos en casa 9 años de que me convertí en mamá por primera vez, llegó a la familia a quien de cariño llamamos la Prin (como diminutivo de princess o princesa) alguien de quien ya les he platicado, una pequeña inquisitiva, que me sorprende con sus preguntas, con sus reflexiones, con su sensibilidad y que me pone ejemplo en muchas cosas, ojalá me pareciera tantito más a ella en muchas de las virtudes que practica. Por supuesto, no puedo dejar de pensar en el hecho de todo lo que DEBO y QUIERO hacer por mis hijos. Sin hacerme la mártir, sin victimizar, estoy consciente de que gran parte del futuro de México, de alguna manera, está en mis manos.
Me siento con una enorme responsabilidad por ser madre de tres y más por tener a mi cargo a muchas adolescentes todos los días. Aún recuerdo la noche previa al parto, las palabras de mi papá “Duerme, porque será la última noche que puedas dormir sin pendiente, en cuanto nazca, nunca volverás a pasar una noche en paz.” Tenía razón.
Hoy, en cierto sentido me invade la impotencia por las cuentas que debo rendirle a mis hijos respecto al país que les heredaré, todos los días me hacen preguntas: que si quienes son los Zetas, que porqué hay gente que vende cosas robadas si saben que eso está mal, que porque hay unos que hablan para decir que te van a secuestrar y pedirte dinero, que si porqué decimos los adultos que antes sí se podía salir a jugar a las calles y porqué ahora ya no se puede, especialmente me duele no tener respuesta para esto último.
La corrupción, la impunidad y en gran parte la desidia social nos han llevado a un país perdido, la desconfianza hace de las suyas por doquier, si te sucede algo en la calle, difícilmente alguien se acerca a ayudar. La cultura de la denuncia no tiene eco, en general, sabemos que no sirve de mucho acudir a las autoridades cuando a final de cuentas nos demuestran que están más involucradas con la delincuencia de lo que nos imaginamos y que el Gobierno Federal, simplemente ha demostrado que esto lo ha sobrepasado, que su “estrategia” en la lucha contra el narco, no tiene pies ni cabeza y que se siente tranquilo pues siempre, siempre contará con la excusa de la “responsabilidad de los gobiernos locales” y que el “Congreso los tiene atados de manos” y listo.
Hoy, que las malas noticias abundan, que cerramos uno de los años más tristes y vergonzosos para un país que ha aguantado desde crisis e inflaciones, hasta la burla de su clase política y las más burdas injusticias. Pero, creo que el miedo que sentimos, ahora sí, nos ha sobrepasado.
Habíamos librado tantas cosas, tantas batallas como sociedad, pero hoy que la información nos abruma, nos invade el miedo y nos paraliza. Los rumores corren por doquier, las críticas y condenas saltan y vienen de todas partes. Pero la sociedad en general poco ha hecho al respecto, aún no atinamos a dar el paso para salir de esto. Seguimos esperando a un mesías todopoderoso que vendrá a resolver las cosas por nosotros, a alguien que con una varita mágica y superpoderes logre resolver hasta lo que nos corresponde a nosotros mismos y que no hemos hecho por nuestra desidia y desinterés, por esa pasividad y atarantamiento que cargamos como lastre desde hace tanto tiempo.
Como en toda tragedia, afortunadamente, siempre se ve la luz al final del túnel, por ahora, la única luz que veo proviene de las organizaciones civiles, de esos grupos de la sociedad organizada y participativa que han sabido canalizar su hartazgo y han decidido levantarse, levantar la voz y moverse.
Es admirable la manera en que padres y madres como Isabel Miranda de Wallace, la recién asesinada Marisela Escobedo, Alejandro Martí, los padres de los niños de la Guardería ABC, por mencionar a algunos, han sabido canalizar su dolor y moverse.
Ojalá nadie más tenga que sufrir el dolor que ellos han padecido en carne propia para decidirnos a hacer algo. Ojalá las tragedias no sigan sumándose en otras familias para que entonces sí, el resto de los padres de familia y responsables de las generaciones futuras decidamos actuar y exigir a las autoridades se responsabilicen de lo que les corresponde y dejen de hacer con el poder sólo lo que les viene en gana y utilizar los cargos públicos como escalones para fines personales.
Hace poco, por una cuestión familiar, me puse en contacto con María Elena Morera, hoy presidenta de la Asociación Civil “Causa en común” una más, de quienes ha sabido partir de la tragedia para levantarse. Me comentaba, entre otras cosas, la importancia del factor miedo como detonante para poder actuar, el lado positivo del miedo cuando se encauza hacia un fin recto. Así es como creo, podríamos salir de esto.
Es una irresponsabilidad que todos los adultos de ahora no sintamos cierto grado de culpabilidad por lo que sucede en estos días, al menos debemos preguntarnos qué hace cada uno de quienes estamos en contacto directo con niños y jóvenes para brindarles un país mejor, para estar atentos a las señales que se pueden atender a tiempo ¿qué pasó, por ejemplo, con todas las manos por las que pasó“El Ponchis”? ¿Qué hicieron por él? ¿Por qué en muchos lugares del país la única esperanza para muchos jóvenes sigue siendo unirse a las filas de la delincuencia o salir del país?
Ojalá cuando mis hijos crezcan pueda decirles con la frente en alto que al menos, lo intenté, que por lo menos, decidí no quedarme inerte por el miedo y no huir ni esconderme como avestruz.
Sin ser experta politóloga, ni analista, simplemente una observadora, confío en que la revolución social que nos puede sacar de esto, provenga de la sociedad civil organizada y decidida. Ojalá.

viernes, 3 de diciembre de 2010

No,aunque lo parezca a veces, no soy pompa fúnebre

Esta mujer, Gioconda Belli, además de buena escritora, se me hace que tiene algo de bruja, ya van varias veces que doy con poemas suyos que dicen justo lo que necesitaba expresar, hasta parece que se los mandé pedir. Incluso, en una entrada previa ya les conté de uno de sus poemas que me cayó como anillo al dedo (véase: http://cafeirlandesparanoenloquecer.blogspot.com/2010/10/sencillos-deseos-y-la-magia-de-un-poema.html). Pues ahora lo vuelve a hacer, soy una cascarrabias, reniego hasta el cansancio, con motivo o sin él, alego y me quejo, pero siempre, invariablemente, la vida me dá motivos para después reír y reconciliarme conmigo misma y con ella. A final de cuentas, todo está bien, la queja es nomás por mero hobby, pues sé que en gran medida, muchas cosas de las que me quejo, dependen de mí y soy yo la encargada de mejorarlas y las que no, pues ni quejándome las puedo resolver. Acá una forma mucho más linda de decir lo mismo:

Claro que no somos una pompa fúnebre
     
Claro que no somos una pompa fúnebre,
a pesar de todas las lágrimas tragadas
estamos con la alegría de construir lo nuevo
y gozamos del día, de la noche
y hasta del cansancio
y recogemos risa en el viento alto.
     
Usamos el derecho a la alegría,
a encontrar el amor
en la tierra lejana
y sentirnos dichosos
por haber hallado compañero
y compartir el pan, el dolor y la cama.
     
Aunque nacimos para ser felices
nos vemos rodeado de tristeza y vainas,
de muertes y escondites forzados.
     
Huyendo como prófugos
vemos como nos nacen arrugas en la frente
y nos volvemos serios,
pero siempre por siempre
nos persigue la risa
amarrada también a los talones
y sabemos tirarnos una buena carcajada
y ser felices en la noche más honda y más cerrada
     
porque estamos construidos de una gran esperanza,
de un gran optimismo que nos lleva alcanzados
y andamos la victoria colgándonos del cuello,
sonando su cencerro cada vez más sonoro
y sabemos que nada puede pasar que nos detenga
porque somos semillas      
y habitación de una sonrisa íntima
que explotará
ya pronto
en las caras
de todos.


¿Verdad que la Belli es sabia?